lunes, 8 de febrero de 2010

Málaga, febrero de 1937

Acabo de leer el artículo "En recuerdo del Guernica malagueño" escrito por mi paisano Pedro Fernández Ibar en su blog el espeto victoriano. Y su lectura me ha hecho rememorar a mi padre fallecido hace algo más de dos años. Pepe, así se llamaba, me contó como siendo aún un chaval con apenas 15 años, fue de los que con su familia huyó por la carretera en dirección a Almería y como esa ingente masa de hombres, mujeres, niños y niñas eran bombardeadas desde el mar y ametrallada por la aviación fascista. Es más, me relató como él mismo, escondido tras unas rocas, allá por las inmediaciones de Vélez, observó com un avión ametrallaba sin piedad a un grupo de niños cuyo único delito había sido acompañar a sus padres en esta fatídica huida hacia la libertad.

El ejército franquista acababa de tomar Málaga, toma en la que fue decisiva la intervención del ejército italiano y en la que no hay que ocultar la descoordinación en la defensa protagonizada por un gobierno local republicano demasiado dividido y muy influenciado por las iniciativas anarquistas.

El fascismo se ocupó de arrasar a sangre y fuego cualquier atisbo de resistencia republicana en la ciudad y no contento con lo realizado, perseguió al pueblo llano que, en su lucha por la supervivencia, emprendía una improvisada huida por la carretera de la costa en busca de una Almería que todavía era republicana.

Mi padre con su familia, como una parte importante de los que huían, terminaron regresando y mi abuelo Paco, a quien no llegué a conocer -murió apenas unos días antes de mi nacimiento- acabó en la cárcel. Su delito, haber representado a los trabajadores de Telefónica como delegado de UGT. En el tiempo de su cautiverio contrajo la enfermedad que causaría su muerte.

Por mi abuelo Paco, por mi tío Pepe, el guardia de asalto, que murió con apenas 30 años de la tuberculosis contraida en el campo de trabajo, por el primo de mi madre que fue "paseado" en Antequera, por tantos y tantas que sufrieron la represión franquista en Málaga, gracias Pedro por vuestra iniciativa.

La memoria es uno de los valores fundamentales de los pueblos y su recuperación imprescindible para avanzar hacia el reconocimeinto de las víctimas de la tremenda represión que hemos vivido en España.

Fdo. Un malagueño exiliado voluntariamente en la aldea gala, pero que de vez en cuando sigue recuperando su Málaga natal.

2 comentarios:

Migue dijo...

Viva Málaga la Roja!

Anónimo dijo...

Querido José Ramón, acabo de leer tu comentario sobre la terrible "desbandá" de 1937. Aunque con muchos trienios de rojo y republicano, el déficit acumulado de memoria histórica hizo que no conociera estos hechos tan terribles hasta hace pocos años. Mañana por la mañana 4 amigos salimos de Rivas para sumarnos con otros compañeros andaluces - por segundo año consecutivo - a la marcha a lo largo de la costa de Málaga y Granada que todos los años recuerda esta masacre fascista. El año pasado, junto a algunos supervivientes entonces niños, fuimos desde el Rincón de la Victoria hasta Torre del Mar. Este año salimos de Motril. ¡Viva Málaga y su historia oculta¡.