¿Quién decide los nombres de las calles de
nuestras ciudades? Sus ayuntamientos en sesión plenaria. Poner nombre a calles,
plazas y avenidas es competencia municipal.
Recorrer las calles de un pueblo o ciudad es
un ejercicio interesante para que podamos hacernos una idea de la historia del
lugar, de los principios ideológicos o políticos que han dominado entre sus
gobernantes o de la idiosincrasia de sus gentes.
Los nombres no son neutrales, sino que
responden a una idea dominante, a una forma de ver el mundo. Es cierto que,
conforme más antiguas sean las ciudades, más se diluirá ese componente ideológico;
aunque no es menos cierto que si conocemos la evolución histórica del lugar
podremos comprender mejor los cambios producidos en la denominación de sus
calles. O incluso al revés, del análisis detenido del callejero seremos capaces
de extraer conclusiones sobre la historia de la ciudad y la antigüedad de sus
barrios, incluso cuando no quede ningún edificio en pie de la etapa original. Un ejemplo más que evidente de esta
afirmación lo muestra el callejero de los núcleos medievales de ciudades
españolas y europeas. Nombres como “calle Especerías” o “calle Carretería” de
mi Málaga natal recuerdan a la época en que los talleres gremiales de un mismo
oficio se ubicaban en las mismas vías.
Mucho más fácil es conocer la historia
política de un lugar cuando su desarrollo se ha producido en un tiempo
relativamente corto. Incluso en estos casos, si leemos las cartelas de las
calles con atención y actitud crítica, podremos extraer muchas conclusiones.
¿Qué criterios se suelen utilizar para
denominar el entramado viario de un lugar? Son muy diversos y nunca responden a
un único motivo. Nombres de personajes de la política, las artes o las letras;
topónimos, ya sean ciudades, países, espacios naturales o monumentos; nombres
de conceptos filosóficos, valores o principios; nombres mitológicos y religiosos;
nombres de hechos históricos, de personajes del cine, de la literatura,
… e incluso del cómic. Asimismo hay ciudades que tienen la norma de no usar
denominaciones relacionadas por personajes vivos.
Pero hablemos de Rivas, de Rivas-Vaciamadrid.
Los nombres del Casco Urbano tienen que ver con sus tradiciones, con personajes singulares o
fechas relacionados con la historia local: Alcalde López Santero, Marcial
Lalanda, 19 de abril, San Isidro, …
La primera expansión del municipio por el
Oeste tuvo como protagonista al movimiento cooperativo. Y fueron las propias
cooperativas las que propusieron al Ayuntamiento la denominación de sus calles;
alguna, incluso previo referéndum entre sus vecinos.
Finalmente será el propio Ayuntamiento,
previa propuesta realizada por una
comisión creada al efecto, la que directamente asuma la responsabilidad de
completar el callejero de la ciudad. Y muchos han sido los nombres que ha habido que
poner en los últimos años, porque enorme ha sido el desarrollo
urbanístico y, por tanto, el número de calles a denominar.
Nuestras calles, incluso desde aquella época
en la que eran las cooperativas las que decidían previamente lo que
posteriormente el Pleno municipal ratificaba, responden mayoritariamente a ejes
temáticos por barrios y zonas concretas.
Estos ejes temáticos sólo eran rotos por nombres que querían destacar un
momento específico, a una persona singular o algún acontecimiento coyuntural.
Ejemplos son “Plaza de la Libertad,
Jesús Sánchez Martínez”, “calle Agustín Sánchez Millán”, “calle Andrea R.
González”, “calle Pablo Lima Pro”, “calle Eduardo López Hernando”, “calle
Aurelio Moya” o “calle Aurelio Álvarez” entre otras.
Mitología greco-latina, poetas de la
Generación del 27, provincias y ciudades, naciones europeas, flores y plantas, animales, lagos, parques naturales, autores
literarios contemporáneos, valores y principios, nombres de mujeres, etc.,
organizan nuestro callejero; callejero que, a diferencia de nuestra vecina
Madrid, integra muy pocos nombres de políticos españoles. Que ahora me vengan a
la memoria sólo Juan Carlos I, Manuel Azaña, Pablo Iglesias –el fundador de la
UGT y del PSOE-, Fernando de los Ríos, Dolores Ibárruri y Federica Montseny,
además de los alcaldes de Rivas-Vaciamadrid anteriores a la reconquista
democrática.
A veces poniendo el nombre a determinadas
calles, el Ayuntamiento ha pretendido llamar la atención y tener repercusión
mediática. Y en un momento determinado en que era uno de los objetivos básicos
era trabajar por la identificación de la
población con su ciudad, escapando del efecto ciudad dormitorio, se tuvo una
feliz idea que consiguió reportajes en prensa escrita, radios y televisión, una
buscada controversia que generó popularidad. Fue la decisión, difícil de hacer
entender incluso a algunos de los miembros del propio gobierno, de poner a todo
un barrio nombres de cómics clásicos. De
entonces proceden nuestras “calle Mortadelo y Filemón”, “Capitán Trueno”, “Rúe
del Percebe” o “Anacleto Agente Secreto” entre otras. ¡Cómo me habría gustado
vivir en Rúe del Percebe, 13!
Más adelante, si mi natural pereza no me lo
impide, pienso seguir escribiendo sobre las calles de nuestra ciudad,
refiriéndome al personaje o concepto que le da nombre. Empezaré por la que
quizás sea la única calle de Rivas-Vaciamadrid cuya denominación fue propuesta
por mí.
1 comentario:
Por favor, difundir y firmar (si se esta de acuerdo claro)
https://www.change.org/p/ayuntamiento-de-rivas-igualdad-para-todas-y-todos?recruiter=312799449&utm_source=share_petition&utm_medium=email&utm_campaign=share_email_responsive
Gracias
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